«Te quiero decir algo» –Decía el texto que segundos antes se había anunciado en mi celular–. «Estoy deprimido»
Esto llamó inmediatamente toda mi atención.
Resulta que mi amigo estaba deprimido sin saber por qué, pero sí sabía qué lo había detonado. Su hermano le había dicho días atrás que era un inútil por ni siquiera haber terminado la escuela preparatoria. Eso lo había lastimado mucho y se había quedado sin saber qué responder.
A este momento le precedía el hecho de que sus papás hacían énfasis en los proyectos que no le habían funcionado y posteriormente se habían ensañado en repetirle una frase terrible «por qué no era más como su hermano».
Lo que desde la perspectiva de mi amigo, agravaba el problema era la percepción que él tiene de su hermano: «Un vividor, abusivo y egoísta que en cuanto puede sentirse superior a sus cercanos, lo hace notar». La referencia perfecta sería que si un partido político mexicano fuera una persona, sería su hermano. Bajo, ruin y despreciable, pero siempre consigue lo que se propone.
No podía concebir que sus papás estuvieran pidiéndole que fuera una más como una persona así, con valores completamente opuestos a los suyos.
A lo largo de la conversación traté de entender cuál era el problema y llegamos al punto en que ni él podía decir qué era lo que estaba mal. Sabía que trabajaba duro, que no era corrupto, que desde hace mucho vivía solo y su hermano vivía con sus papás. Constantemente regresaba a la conversación su hermano y no importaba que tratara de que se centrara en lo que él quería, su hermano siempre regresaba a la conversación.
–Ok, Entremos en tu juego.
–Sí.
–Por lo que entiendo, quieres que te vaya bien sólo por ser buena persona.
–Es que yo mismo no sé qué quiero.
–Hagamos un ejercicio y sólo supongamos que tu hermano te lleva ventaja porque él tiene un sueño y hoy está trabajando duro para alcanzarlo. Tus papás y toda la gente en rededor se lo reconoce. Se metió a la escuela, cambió de carro y hoy trae computadora nueva porque la requería en la escuela.
–Sí, de hecho tiene mucho de eso.
–Y va ganando porque comenzó a ver qué quería durante el resto de su vida. Así que ya comenzó a trabajar en ese proyecto. Vamos a darle alcance… ¿Qué quieres tú?
¿Qué vas a hacer con o sin tus papás? ¿Con o sin pareja? ¿Con o sin hijos? ¿A qué te vas a dedicar para ser feliz tú sin la ayuda de nadie?
–Yo quiero tener muchas cosas: hijos de bien para este mundo, dinero, un carro y una casa. Quiero un patrimonio.
–Entonces ya identificamos el problema.
–…
–El problema –Continué–, es que estás persiguiendo las consecuencias de tener un sueño. Cuando tú tienes un sueño todas esas cosas vienen incluidas en el paquete y no hay que buscarlas, porque llegan solas. Pero sin un sueño será muy frustrante conseguirlo. Por eso ahora te pregunto ¿Cuál es tu sueño?
–Mi sueño es muy tonto y mucha gente se ríe de mí cuando lo digo.
–Dime.
–Mi sueño es abrir una casa de adopción para perritos de la calle.
–¡Es un sueño estupendo!
–Pero la gente dice que son tonterías.
–Son tonterías para ellos, porque no es su sueño. Cuando yo estudiaba comunicaciones había chicos que me decían que estudiar era una tontería. Que soñar con escribir un libro era estúpido. Que sus padres les habían enseñado a hacer mucho dinero y eso era lo más importante. Y sabes qué… Sí. Es una verdad, para ellos, no para mí.
–Mi conflicto es que todos quieren hacerme a su manera.
–No, tu conflicto es que no haces ni una cosa ni la otra. Ni trabajas como ellos dicen ni trabajas en lo que tú quieres ser. ¿Qué estás haciendo hoy para tener ese centro de adopción?
–No lo sé. No sé cómo hacerlo. Tengo muchas responsabilidades y no las puedo abandonar.
–¿Cuántos perritos puedes ayudar hoy? ¿Cuántos puedes salvar si estudiaras para veterinaria?
–Creo en lo que soy, pero me resulta difícil.
–Creer es una parte y a eso se le puede denominar potencial. Hacer es el siguiente paso y a eso se le podría denominar como fuerza. Convierte el potencial en fuerza y verás la diferencia entre «Tuvo el potencial para ayudar a muchos perritos de la calle» y «Tuvo la fuerza para ayudar a muchos perritos de la calle».
–¿Y cómo lo hago si mi familia no cree en mí?
–Como todos los que han tenido un sueño y lo han conseguido. Como sea.
–Me han hecho creer que soy inútil.
–Y tú los dejaste. Ahora te toca demostrarles que se equivocaron. Hoy mismo, cuando termine esta conversación vas a comenzar a buscar en internet dónde puedes comenzar a estudiar. Mañana vas a juntar tus papeles para las próximas inscripciones. Pasado mañana vas conseguir una beca en la escuela que quieres y mientras todo eso pasa, te meterás a trabajar medio tiempo en una veterinaria. No sé si esos son los pasos a seguir, pero es lo que se me ocurre. Defínelo tú, pero ese es un comienzo. El primero de muchos pasos que darás en esa dirección.
–Gracias. Me haz cambiado todo el panorama.
–Sólo da, cada día sin falta, un pequeño paso en esa dirección. Verás que las cosas comienzan a mejorar en consecuencia.
–¿Te digo algo?
–Sí.
–Estaba pensando cometer una estupidez.
“Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás a un simple obrero.”
James Cash Penny