Lo primero que recibimos al llegar es la respiración, con la nalgada al nacer empezamos a respirar por nuestra propia cuenta y es lo último que entregamos al irnos con el último aliento. La respiración es lo que nos mantiene conectados a la experiencia física. Somos como buzos, estamos conectados a la fuente y la vida fluye desde la esencia hacia nosotros. A través de la respiración pulsa la vida desde que llegamos, hasta que nos vamos. Un bebé respira perfecto, tiene todos sus chakras abiertos y sigue conectado a casa. Por eso dice la Biblia; «sólo los que sean como niños, entraran al Reino de los cielos» al crecer nos vamos olvidando y separando de la esencia. Respiramos súper mal, por miedo invertimos la respiración, en un intento de mantenernos vivos, ¡porque respirar es igual a sentir! Aprendemos por miedo a no sentir y a desconectarnos, para no sufrir y seguimos sufriendo por aprendizaje. Piensa, al echarle aire a un globo se infla y al sacárselo, se desinfla. Pero pon atención en cómo respiras, inhalas desinflas y al exhalar inflas, exactamente al revés! Qué locura verdad, al inflar el globo, le sacamos el aire y al desinflarlo se lo metemos. ¿Por qué hemos invertido la respiración? Para no sentir, ni bueno, ni malo. Para desconectarnos de la emoción. Ya hemos hablado de las emociones; no son malas, simplemente son el motor lo que hace que las cosas sucedan. Lo malo es atorarse en emociones negativas y no dejar fluir la energía. Nada ni nadie vale la pena para atorarse o enfermarse.
La respiración es una gran herramienta que traemos con nosotros mismos todo el tiempo y no sabíamos usar. Cuando algo nos impactaba dejamos de respirar, lo dejábamos entrar y nos íbamos con ese miedo dentro de nosotros, sin saber que malo era que entrara y peor que lo guardáramos. Al inhalar tomamos y al exhalar soltamos. Podemos una vez que ya entró la mala onda, sacarla de nuestro sistema a través de la exhalación. También el respirar y contar hasta diez, nos da una distancia crítica entre el evento y nosotros para recordar, que sea lo que sea que esté pasando, está pasando, pero está pasando fuera de nosotros y además, va a cambiar.
Hemos hablado de cómo somos unos espíritus viviendo una experiencia humana y justamente, la respiración es la que nos mantiene conectados a esta experiencia. Si te das cuenta, todas las disciplinas y deportes ponen gran atención en la respiración. Inhalo, inflo, exhalo, desinfló. Hay que poner atención en nuestra respiración, puesto que respirar es igual; sentir y sentir está bien, aunque sean sentimientos negativos, así también nos abriremos a sentir emociones positivas y si estamos conscientes, pondremos más atención en lo que se siente bien y generaremos menos o por menos tiempo, las emociones negativas, que también son parte de la gama de sensaciones y tienen un fin.
Te invito a respirar en conciencia y poner tu atención en inflar tu pancita al inhalar y jalar tu ombligo hacia dentro al exhalar. Abre tu boca y llénate de lo bueno, de lo que sí quieres y abre tu boca y suelta lo viejo, lo que ya no te sirve. Metafísicamente, la respiración representa la inspiración, el arte de tomar TODO lo bueno que la vida tiene para ti. Al respirar tomas lo nuevo y al exhalar tiras lo viejo. Al ver algo que te gusta, tómalo y llénate de eso y cuando algo no te guste tíralo a través de la exhalación.
Bendiciones