Contrario a mi costumbre de primero explicar el tema y después dar la conclusión a la pregunta inicial de la participación, hoy voy a contestar rapidito: “Algunos pero no todos, no le pasa a toda la gente, y siempre, siempre, siempre el incremento de peso pasa por la boca del paciente, no por la magia de la medicación”.
Ahora me explico. Sólo tienen el potencial de incrementar el apetito o la búsqueda por alimentos ricos en carbohidratos aquellos fármacos que dentro de su mecanismo de acción incluyan el potencial antihistamínico. Correcto, seguramente es un término que manejan la mayoría de las personas: los antihistamínicos son la familia más conocida de medicamentos sintomáticos para las infecciones de las vías aéreas.
Es así que algunos medicamentos utilizados dentro de la psiquiatría cuentan con este potencial. La manera más fácil de identificarlos es que la mayoría de ellos también producen sueño, ya que como ustedes seguramente recordarán de su última gripa, lo que tomaron para el molesto “moqueo” seguramente les produjo sueño. Es este bloqueo de los receptores de histamina el que en sitios muy profundos del cerebro, como el hipotálamo, nos puede estimular la búsqueda de comida rica y engordadora y la sensación más frecuente de hambre.
Por todo esto, SÓLO los fármacos que tengan esta característica son los ÚNICOS que en su uso podría facilitarse la modificación del peso del paciente. Ni remotamente son la mayoría de lo que contamos en nuestro arsenal terapéutico. Además, como pueden concluir, el incremento en el peso no es automático al momento de ingerir la tableta, el mecanismo es el aumento del apetito. Por lo tanto, la vía para subir de peso, que es el “comer más” continua bajo el poderoso y siempre a la mano, control de nuestra voluntad.