Esta semana me encuentro asistiendo al Congreso Anual de la Asociación Psiquiátrica Americana en la San Diego, California. El lema de la reunión de este año es: “Prevención a través de las Alianzas”. En el discurso inaugural la Dra. María Oquendo (es correcto es hispana, de ascendencia puertorriqueña, pero dirige la Asociación Americana), mencionaba que los psiquiatras debemos de acercarnos a todas las especialidades “paramédicas” para mejorar la evolución de nuestros pacientes. Hay que aclarar que al decir “paramédicas” se refiere a cualquier especialista médico o alrededor del sector de atención a la salud. Esta es una declaración fuerte ya que contiene varias reflexiones importantes. La primera es el reconocer que a través de las herramientas que contamos los psiquiatras (medicamentos, psicoterapias o dispositivos médicos), no logramos mejorar en su totalidad y de una forma integral a un grupo de pacientes que nos buscan por ayuda. Es por eso que una gran parte de las ponencias del congreso han ido en el sentido de estudiar de manera científica a través de revisar la evidencia de los estudios de investigación acerca de la intervención de nutricionales, hábitos de sueño, meditación, ejercicio y otros cambios saludables en el estilo de vida en la evolución de los padecimientos de la salud mental.
Es así que se nos han mostrados datos de cómo los ácidos omega 3, variedades de ácidos fólicos, resveratrol y otras sustancias más conocidas como multivitamínicos “naturales” (ya en otra participación comentamos que no hay diferencia entre sustancias naturales y medicamentos de patente, todos surgen de moléculas de la naturaleza y requieren un proceso para convertirse en recomendaciones de uso en humanos), modifican los procesos inflamatorios de las células, retrasan el envejecimiento celular y mejoran su funcionamiento, en este caso importantemente en zonas del sistema nervioso central. Así mismo, en su consumo habitual, logran “recuperar” algunos errores que se van produciendo en nuestros genes con el paso de los años y el daño que podemos tener por las agresiones del medio ambiente. Vimos estudios que nos demuestran la importancia de cuidar todos nuestros hábitos, sobre todo actividad física, alimentación y sueño, y como estos no sólo son una buena recomendación de mi mamá para estar sano, sino que participan de manera activa en el mejoramiento de las funciones celulares neuronales que permiten que se sigan produciendo de manera correcta los neurotransmisores que hacen que el cerebro funcione muy bien. Ni que decir de las prácticas como la meditación y procedimientos relajantes que hacen que en el cerebro se disminuya el funcionamiento de las áreas que regulan el manejo del estrés.
Por lo tanto, los psiquiatras ya no tenemos excusas para no ponernos a conocer el funcionamiento de todas estas sustancias y prácticas e ir evaluando como integrarlas como parte de nuestro arsenal terapéutico en el manejo de los pacientes, necesitamos hacer alianzas con los expertos en estos campos para dar un manejo integral a los padecimientos de salud mental.