¿Alguna vez has oído que la ignorancia hace más daño que la propia enfermedad? Por supuesto, esta expresión se ha utilizado en el pasado para referirse al SIDA y otros padecimientos infecciosos que pueden resultar morales. Pero también podríamos utilizarla para referirnos a la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia y otras tantas enfermedades mentales. Con esto podría valorar tu salud mental.
De hecho, podríamos apostar que la simple mención de enfermedades mentales provocó que más de uno pensara en manicomios, camisas de fuerza y locos incapaces de controlar sus acciones, ¿cierto?
En realidad, nos gustaría pensar que no es así. Que este tipo de padecimientos se conciben como meras afectaciones a la salud de un individuo, sólo que, en vez de ser resfriados comunes, dolores de estómago o jaquecas, se trata de enfermedades que alteran su forma de percibir el mundo.
Día Mundial de la Salud Mental
Queremos aprovechar que hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental para hacer consciencia sobre este tipo de padecimientos que afectan a 615 millones de personas en el Planeta, según las últimas cifras de la Organización Mundial de Salud (OMS).
Sabiduría Que Ayuda: En 2013 existe un aumento de casi el 50%, con respecto a las 416 millones de personas que habían sido diagnosticadas en 1990. Pero… debemos aceptar que no todos aquellos que tienen depresión, ansiedad, alguna fobia o esquizofrenia, reciben la atención médica adecuada; así que el número de enfermos mentales debe ser mucho más alto.
Es más, la propia OMS estimula que el 10% de la población mundial tiene algún padecimiento que afecta su salud mental. Lo cual ciertamente no mejora a nivel regional, pues datos oficiales reportan que entre 19 y 24% de los habitantes del continente americano sufre de algún trastorno mental.
Podrás imaginarte que este tipo de enfermedades ya representan un serio problema de salud pública, pues no distinguen edad, sexo, nivel socioeconómico, nacionalidad o religión. Lo mismo pueden afectarte a ti, que a tu compañero de trabajo o al vecino de al lado, sólo que no lo sabes.
¿Sufres alguno de estos trastornos?
Así que la gran pregunta es ¿por qué es imposible aceptar públicamente que se sufre alguno de estos trastornos? Las razones pueden ir desde el miedo hasta la vergüenza, pasando por el cansancio; aunque todo se reduce a lo mismo: la reacción de los otros.
Honestamente, ¿tú te presentarías a una entrevista de trabajo y dirías que tomas antidepresivos? ¿Le contarías a la persona con la que has salido en un par de ocasiones que tomas ansiolíticos o antipsicóticos? Probablemente no.
En el mejor de los casos, minimizarán tu enfermedad y creerán que es una simple excusa para justificar tu comportamiento o tu falta de fortaleza para enfrentar los problemas que se te presentan. Más te tardarás en abrir la boca que en lo que te corran o desaparezcan de tu vida.
Tal vez tengan razón, tal vez no, pero debes saber que, aunque existe evidencia de una predisposición genética para desarrollar trastornos mentales. Y así como hoy te ocurrió a ti, el día de mañana podría pasarle a tu jefe o al de la tienda de la esquina. Nadie está exento, por lo que lo peor que puedes hacer es no buscar la atención médica adecuada.
Si se tratara de una infección gastrointestinal, ¿evitarías ir al médico, tomarte el antibiótico o el antidiarreico y esperar que todo se solucione “poniendo de tu parte” o “respirando profundamente”? Si es así, lo más seguro que es que mueras por deshidratación o alguna otra complicación.
Lo mismo aplica para la salud mental. Si algo no anda bien, debes consultar un especialista y recibir el tratamiento médico adecuado. Restarle importancia a una enfermedad, fingir que nada ocurre o suponer que te sentirás mejor “echándole ganas”, sólo empeorará las cosas.