Negociar con nuestros hijos, ¡es posible!

Pamela Jean

P_JEAN_NuevaCuando escuchamos la palabra “negociación” normalmente la asociamos a asuntos laborales, en muchos casos nos paralizamos y nos sentimos aterrados de tener que enfrentarnos a un evento de tal tipo. Son pocas las personas que se consideran negociadores hábiles y que se sienten seguros llevando a cabo tal hazaña. Y si se trata de negociar en casa, con nuestros hijos, la situación se torna más aterradora, incluso podría parecer un planteamiento demasiado optimista o una batalla perdida. ¡Pero todo eso es un mito! Negociar, en realidad, es cosa de niños. Para ello, quiero compartirte algunas ideas que ayudan y que te permitirán negociar con tus hijos desde que están muy chiquitos.

¿Pero para qué he de hacerlo, Pam? ¡Aquí quien manda soy yo y punto!

Pensar así es un error garrafal… Lo sé, fuertes declaraciones, pero ¡espera! No te indignes y te vayas, sigue leyendo y déjame explicarte por qué hago tal aseveración.

Cuando nosotros damos órdenes a nuestros hijos desde una postura “dictatorial”, como por ejemplo:

-En esta casa se hacen así las cosas, y si no te parece la puerta es muuuuuy grande.

-Lo haces así porque lo digo yo.

-Soy tu padre y a mí no me vas a venir a cuestionar cuando doy una orden.

-Mientras vivas bajo este techo haces lo que yo diga.

Etcétera.

Lo que logramos, es criar hijos voluntariosos, prepotentes, inhábiles para negociar y pedir lo que quieren, que confunden autoritarismo con autoridad (si aún no sabes la diferencia entre estos dos términos, échate un clavado en mi columna pasada: http://ideasqueayudan.com/eres-lider-persuasivo-o-jefe-autoritario/

Lo cual significará una limitante tremenda en el momento de querer convivir en sociedad, formar una familia o dirigir un equipo de trabajo.

Por el contrario, si desde pequeños les enseñamos que “en el pedir está el dar” y que para obtener lo que queremos debemos tomar en cuenta las necesidades de los demás para conquistar su voluntad y obtener el 100% de su compromiso y lealtad; entonces estaremos educando a líderes persuasivos que fácilmente lograrán el éxito en cada una de las esferas de su vida. Además, fortalecerás su autoconfianza pues tu hij@ pensará: “Si mis papás confían en que soy capaz de tomar decisiones inteligentes, debe ser porque realmente lo soy, no quiero defraudarlos”. Recuerda que, aunque no parezca, tus hijos quieren quedar bien contigo, sentirse valorados y aceptados por ti.

Checa estos 3 pasos para aprender a negociar con tus hijos:

  1. Ana María Arizti, reconocida psicoterapueta familiar, dice que en casa debemos poner claro lo NEGOCIABLE y lo NO NEGOCIABLE. No podemos ir por la vida imponiendo nuestra voluntad como si todo fuera no negociable porque perdemos credibilidad antes nuestros chavos. Por ejemplo:
    • NO NEGOCIABLE es la violencia. No puedes pegarle a tus hermanos ni ofender con tus palabras ni aventar las cosas.
    • NEGOCIABLE es que si estás enojado o de malas, pidas espacio o “tiempo fuera” para que ninguno de nosotros te moleste en lo que decides qué hacer.
    • NO NEGOCIABLE es que papá y mamá debemos de saber siempre en dónde estás y no puedes moverte de lugar si no nos avisas antes.
    • NEGOCIABLE es que puedas salir con tus amigos el viernes y regresar una hora más tarde, siempre y cuando nos avises si cambia el plan, el lugar y te regreses con el papá de Juanito.
    • NO NEGOCIABLE es que todos los días debes comer verduras, proteína y carbohidratos para tener una alimentación completa.
    • NEGOCIABLE es que puedas elegir entre brócoli o espinaca, y que tú mismo decidas la cantidad. Toma en cuenta que la porción de postre que te podrás servir, será proporcional a la porción de verduras que te comas.
  1. Para negociar, es necesario tener en cuenta tanto mis propias necesidades e intereses, como los de mi interlocutor. Hazte la siguiente pregunta: “¿Qué necesita mi hijo a esta edad, qué es lo que pide a gritos?” Quizá tu respuesta sea: autonomía, independencia, confianza, seguridad en sí mismo, sentido de pertenencia, libertad… Una vez teniendo claro lo que él necesita, entonces encuentra la manera de alinear tus intereses con los suyos y ábrete al diálogo. Por ejemplo:
    • NIÑA TWEEN O PUBERTA. Necesidad de la hija: diversión, aceptación entre su grupo de amigas. Necesidad del padre: que su hija pase la noche en casa de forma segura. “Mijita, sabes que no nos gusta que duermas en casa de tus amigas porque no conocemos bien a los papás y nos da miedo que pueda pasarte algo que ponga en riesgo tu integridad. Sin embargo entendemos que quieres hacer una pijamada. Que duermas siempre en tu casa es un NO NEGOCIABLE, pero si tus amigas no tienen inconveniente, invítalas a todas aquí y arman aquí su evento. ¿Qué se te ocurre que podemos hacer para que sea súper divertido? ¡Yo te ayudo a organizarla!”
    • Necesidad del joven: libertad, pertenencia a su grupo de amigos, aparentar frente a ellos ser el más independiente y autosuficiente. Necesidad del padre: proteger a su hijo. “Hijo, sé que tus amigos se quedan hasta muy tarde en las fiestas pues eso es lo que está de moda. Entiendo que no quieres que te estemos marcando y molestando cada 5 minutos. Lo hacemos pues nos importa tu seguridad, sin embargo sabemos que eres inteligente y nos has demostrado que puedes ser más independiente. Te propongo algo: nosotros te damos permiso de llegar a la hora que pediste y no te llamamos por teléfono, si prometes enviarnos un mensaje saliendo del lugar, no consumir NADA de alcohol (ese es un NO NEGOCIABLE por tu edad), regresarte con Pepe y llegar puntual. De esta oportunidad depende la confianza que te tendremos y la libertad que te otorgaremos para futuras salidas.”
  1. Utiliza la ilusión de alternativas, se trata de una herramienta de Programación Neurolingüística. Consiste en ofrecerle al chamaco un menú de posibilidades (mismas que tú elegirás previamente de acuerdo a lo que consideras conveniente) y le darás la oportunidad de escoger, entre ellas, la que más se ajuste a su propia conveniencia. Piensa en el menú de un restaurante. El chef pone en la carta lo que sabe cocinar y lo que le conviene ofrecer, tú abres el menú y eliges lo que más se te antoja. Difícilmente eliges algo que no está en el menú. ¿Cierto? Ese es un claro ejemplo de ilusión de alternativas.
    • NIÑO PEQUEÑO. Necesidad del niño: autonomía y confianza. Necesidad de la madre: protegerlo del frío. “Hijo, como eres muy inteligente y yo confío en tus decisiones, hoy tú vas a decidir cómo vestirte. Sal al patio y siente el clima, ¿hace frío verdad? Puse sobre tu cama algunas opciones para que elijas la que más te guste. ¿Te acuerdas que ayer por la tarde llovió y tenías frío en las piernas? Hoy seguramente lloverá también. ¿Prefieres llevar un pantalón de lana y una camisa de manga larga, o prefieres tus jeans y nos llevamos esta chamarra? ¿Cuál crees que sea una mejor decisión?”

Negociar NO requiere de un menor esfuerzo que dar órdenes. Pero te darás cuenta cuánto vale la pena conforme empieces a ver lo extraordinarios que son los resultados. Dejarás de ser el sargento en casa y fortalecerás la relación con tus hijos. ¡Empieza ahora! Te aseguro que te hará vicio. Si tienes cualquier duda, encuéntrame en mis redes sociales o escribe aquí mismo y te contesto a la brevedad.

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