Piensen en el siguiente escenario… la existencia de un completo mapa de cómo funcionan mis ondas cerebrales en las diferentes regiones de mi cerebro en los momentos en los que tengo diferentes tipos de emociones (alegría, enojo, tristeza, frustración, miedo, incertidumbre, estrés) o cuando estoy ejecutando tareas (atención, concentración, memoria).
Esto nos lleva a varias consecuencias:
- Ya existen dispositivos casi hasta caseros (muy parecidos a ciertos tipos de diademas) que cuentan con un grupo de electrodos que son capaces de medir de forma efectiva las ondas que produce mi actividad cerebral.
- Estas mediciones ya pueden convertirse en aproximaciones de diagnóstico de estas emociones y tareas de vida que mencionamos y de cuando no se están llevando a cabo de forma adecuada.
- Bajo los principios de una técnica conocida como Neurofeedback, podemos conectar al individuo con estos mismos dispositivos y ponerlos enfrente de una pantalla de computadora; donde mediante paradigmas muy parecidos a videojuegos enseñan y entrenan a tu cerebro a producir y mantener el tipo de ondas cerebrales que corresponden a los estados emocionales y cognitivos adecuados.
Estos equipos ya están saliendo al mercado y es muy probable que en los meses por venir ya los veamos con algún conocido y en los siguientes años se conviertan en una sana costumbre “neuroentrenarnos”.