No existe mayor alegría para un padre que tener a su hijo entre los brazos. Después de nueve largos meses, la espera ha terminado y se avecinan momentos de desvelo, aprendizaje, pero sobre todo valores que compartir. Para que no te conviertas en un sargento, te hablamos sobre los padres exigentes, consecuencias en el cerebro y emociones de los hijos.
Sabiduría Que Ayuda: Según el Censo de Población y vivienda, en México el padre está ausente en cuatro de cada 10 hogares y, en total, en 11.4 millones de hogares falta el padre- Milenio
Nadie te enseña a hacer padre. Ojala existiera una escuela en donde se brindará toda la información necesaria para no meterte en apuros, hacer lo mejor que este en tus manos y otorgarle la mejor de la educación a tu querubín. Estaría de pelos tener materias desde Pañales l hasta Síntomas de la adolescencia III ¡te evitarían muchísimas canas verdes!
Lamentamos decirte que la labor de ser padre, se aprende sobre la marcha y por supuesto que no es una tarea sencilla. Trae consigo mucha responsabilidad, sacrificio y esmero.
Es aquí donde te preguntas ¿qué clase de padre quiero ser? El barco que se pasa de buena onda y no pone los límites claros, o el padre súper exigente que inconscientemente pone una barrera enorme con sus hijos por ser el más cuadrado del mundo.
Padres exigentes, consecuencias en el cerebro y emociones de los hijos
Si haces memoria seguramente encontrarás a Jaimito tu compañerito de la primaria que era el más brillante del salón. Sacaba diez en todo, siempre iba con su peinado de rayita en medio y tenía la respuesta correcta para cualquier pregunta.
Seguramente sus papás eran mega exigentes. Le pedían siempre que la única calificación en la boleta fuera diez, tuviera los cuadernos impecables y siempre fuera el más destacado ¿pero qué consecuencia trajo para Jaimito tanto a corto como a largo plazo?
Los padres que son exigentes pueden llegar a ser intransigentes con sus hijos, hasta llegar al extremo de controlar su vida con tal de que alcancen sus objetivos.
Se caracterizan por: tener una comunicación unidireccional, son poco expresivos, ponen reglas claras y rígidas.
¡Ojo! Cuando la exigencia es ocasional, puede resultar hasta benéfica para tu hijo. El problema viene cuando se convierte en una constante y no existe un equilibrio entre la exigencia, comunicación eficiente y una expresión de sentimientos.
Cuando los padres son muy exigentes los niños pueden resultar:
- Perfeccionistas
El niño adquirirá los patrones que aprendió de sus padres, convirtiéndose en una persona auto exigente, perfeccionista y poco tolerante a la frustración.
- Inseguros
La vara siempre estará muy alta, así que si se enfrenta a un problema que lo sobrepasa y no lo puede solucionar se sentirá inseguro, incapaz, con baja autoestima y depresión.
Ponte a pensar ¿qué harás cuando lleguen a la prepa o a la universidad? Sin duda estarán cansados de tus exigencias y se soltarán el pelo. Viviendo su vida a su ritmo y sin prisa.
Puedes evitar convertirte en un padre exigente con estas ideas.
- Date un tiempo al día para platicar con tus hijos, de esta manera conocerás cuáles son sus inquietudes, sus miedos y los podrás ir guiando de una manera más amistosa.
- Interésate en sus hobbies y pasatiempos.
- Dales consejos.
- Sé incondicional.
- Si logran una tarea que les ha costado mucho trabajo, felicítalos y hazle saber que estas orgullosos de él/ella.
Existen muchas formas de educar a tus hijos. Si bien el mundo cada vez está más competido, debe de haber un balance entre la exigencia y el amor para que de esta manera no se sientan presionados y al mismo tiempo asfixiados. Así que no te conviertas en un padre exigente, no es una buena idea 🙂
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