Frecuentemente mis pacientes se quejan de los síntomas físicos que se relacionan a los síntomas emocionales, sobre todo a la ansiedad no correctamente equilibrada. La ecuación general de las somatizaciones es relativamente sencilla: a menor manejo a nivel consciente de la ansiedad, contaremos con mayor necesidad de “económicamente” enviarla hacia un órgano del cuerpo donde podamos objetivarla, vigilarla y pensar en resolverla por otros mecanismos más palpables que los mecanismos de defensa psicológicos que no tenemos correctamente desarrollados y que por eso, en principio, no controlamos el embate de la ansiedad inicial.
La siguiente interrogante oscura es la que le da título a la participación de esta semana: ¿Por qué somatizamos al órgano que cada quien sufre de somatizaciones?
Es usual que nuestro aparato mental decida enviar esta ansiedad inconsciente hacia algún órgano que ya cuenta con alguna “lastimadura” y que sea más fácil expresar la molestia de forma objetiva. Es por eso que vemos una gran variedad de estilos de manifestación: dolores de cabeza, migrañas, mareos, zumbidos de oídos, palpitaciones, taquicardias, hipertensión “reactiva”, intestino irritable, molestias urinarias, etc. Por esto, hay que estar claros que no podemos quedarnos en la interpretación simple de que si mejoramos la ansiedad, mágicamente se va a mejorar la molestia. Si es tan sifnificativa que nos altera la calidad de vida y la funcionalidad, además de acudir al especialista en salud mental y atender el fondo que hemos descrito, hay que ir al especialista del área afectada y apegarnos al tratamiento que nos envíe, por más molesto que esto sea, sobre todo si incluye cambios y modificaciones en nuestro estilo de vida. Ya sea dieta, reposo, ejercicio, limitar el consumo de sal y alcohol, tomar más líquidos… y sobre todo la toma de medicamentos específicos para estas molestias físicas.
Por lo tanto, hay que ser claros: las somatizaciones requieren de atención por el especialista en salud mental y por los especialistas en el área médica que de ahí se deriven… y a hacerles caso.