En base a experiencias repetidas con pacientes, ya aprendí a repreguntar y ser más específico cuando alguien sentado en mi sofá me comenta que se siente ansioso. Una de las aseveraciones más repetida es que la persona se percibe ansioso si come demasiado; y en segundo lugar a las alteraciones en el sueño, y posteriormente en frecuencia, a las llamadas “manías” como comerse las uñas, los “pellijitos” de los dedos o de dentro de la boca, o tal cual, a tics o a movimientos anormales. Es por eso, que es conveniente, en este punto, hablar de lo que sí es la ansiedad:
- La ansiedad es una emoción primaria en el individuo que no tienen porque ser clasificada como mala de inicio. Tiene una función adaptativa, trata de que tenga mecanismos de defensa necesarios para responder a las amenazas que se presentan en el medio ambiente y salir adelante de ellas.
- Se convierte en un problema cuando por su presencia nos vemos obligados a dejar de funcionar. No cumplimos con nuestras obligaciones, ahora sí dejamos de dormir, se nos quita el apetito y comenzamos a somatizar, nuestro cuerpo refleja síntomas que no se pueden explicar por otros mecanismos naturales de enfermedad.
- Los trastornos de ansiedad son con mucho los más frecuentes dentro del campo de la psicopatología. Las fobias específicas las presentan cerca del 33% de la población y los trastornos de ansiedad generalizada el 14.5% del universo de los mexicanos.
- Ya adelantamos dos de los siete tipos de trastornos de ansiedad. Estos son: los ataques de pánico, el trastorno de ansiedad generalizada, las fobias específicas, fobia social, agorafobia, el trastorno de estrés post-traumático y, cuando los síntomas no encajan completamente con ninguno de los cuadros anteriores, el trastorno de ansiedad no especificado.
- Es pertinente decir, que los síntomas de la ansiedad, abarcan casi la totalidad de las áreas de funcionamiento de un individuo. Se altera la tranquilidad, nos volvemos impacientes y poco tolerantes, inestables emocionalmente, nos duele de todo y se nos descompone el cuerpo, no dormimos, no comemos bien, nos comemos las uñas y nos volvemos más inquietos… sí, sí tenían razón algunos de mis pacientes, pero no solamente tienen ansiedad por presentar aisladamente estos síntomas.
- La primera línea de tratamiento de los trastornos de ansiedad es la no farmacológica. Arreglar el sueño para dormir correctamente, comer estilo mediterráneo y aprender a relajarnos y vivir en el aquí y en el ahora. Es por eso que tenemos que enseñar a nuestros pacientes los hábitos correctos, hacer ejercicio como medicina y casi casi, hacer meditación.
- Si esto no funciona llegamos al apartado de las psicoterapias, donde con mucho el enfoque cognitivo conductual es el más acertado, y si la intensidad supera a síntomas moderados, el uso obligatorio de la farmacoterapia para recuperarnos completamente y así evitar recaer alguna otra vez en las redes de la ansiedad.