Las estadísticas de búsqueda de información en línea son claras… el principal motivo de navegar en la web para encontrar datos es al respecto de la salud. En estas investigaciones seguro nos hemos encontrado con como actuar con una persona que tiene un infarto al corazón, un ahogamiento o una crisis convulsiva, pero no siempre tenemos claro que pasos seguir cuando estamos acompañando a alguien que esta sufriendo de un ataque de pánico.
Qué hacer en un ataque de ansiedad
Conservar la calma
Es muy impresionante atestiguar a alguien que tiene como síntomas el creer que está en medio de un ataque cardíaco o que se está “volviendo loco”. Si se trata de una persona que ya sabemos que cuenta con este diagnóstico, nosotros tenemos que ser los que nos mantengamos tranquilos para poder ayudarlo.
Hacer sentir a la persona escuchada y que no está sola
Tenemos que estar claros que muchas veces decimos más con nuestro lenguaje no verbal que con las palabras que podamos generar, que créanme no son muy importantes en casos extremos como estos.
Apoyo en la respiración
Poco a poco tratar de concientizar al afectado que puede respirar de forma adecuada y que si lo acompañamos en un ejercicio respiratorio podemos ir regulando el descontrol máximo que se presenta en su sistema nervioso autónomo. Que inhale en cuatro tiempos, sostenga en cuatro tiempos y exhale en diez tiempos.
Uso de medicamentos de emergencia
Casi todos los pacientes que se saben portadores de ataques de pánico han recibido prescripciones por parte de sus médicos de medicamentos que pueden utilizar en el momento crítico. Muy similar a lo que ya conocemos de alguien que es portador de migraña o de asma. Con paciencia y prudencia hay que preguntarle si lo tiene a la mano para ayudarlo a que lo use.
Conectar con su médico
Cualquiera de nosotros puede presentar un ataque de pánico y no por eso es súper necesario acudir al médico. Pero si la intensidad de evento fue tan grave como para vernos en la necesidad de ir a un servicio de urgencias o la frecuencia es mayor a 3 a la semana o 3 al mes es momento de pensar en una valoración por un profesional de la salud mental porque esta situación está fuera de control y se requieren manejos preventivos para ya no tener estos episodios.