Hace unos días una clienta que me fue a consultar, además de su palpable desazón, tenía un nivel de estrés que la estaba matando: no dormía, no descansaba, no podía lograr tener claridad, y un sinnúmero de muchas cosas más que en su cabeza no dejaban de dar vuelta; y todo esto debido a una de tantas relaciones peligrosas; una relación extramarital que aunado a no proporcionarle ningún beneficio, la estaba sumiendo en una terrible depresión.
Pues en su idilio se había ilusionado con que el nuevo enamorado en cuestión, tal vez desearía tener una relación más estable con ella; o sea, un vínculo serio que en algún momento pudiera desencadenar en un matrimonio para por fin, dar por terminada su relación de 12 años de casada con un hombre que tenía mucho de no tener afinidad, proyectos en común y nula empatía; sin embargo, ¡oh sorpresa!, un día su nuevo galán le salió con que ya no estaba interesado en ella, que la verdad no quería seguir con ese amorío pues la verdad era que él había empezado eso como un juego ya que como a ella la notaba muy estresada, entonces pensó que él la ayudaría a desestresarse y mientras, él tendría la oportunidad de no estar solo en tanto los dos pasaban un buen rato.
Con tal descaro, esta mujer casi queda paralizada, no podía entender que después de 6 meses de un tórrido e idílico romance, se viniera abajo la única razón por la cual ella podía tener un aliciente para cambiar su vida y darle un nuevo sentido.
Una vez que me expuso todo el caso, convenimos regresar un poco en el tiempo y evaluar porque surgió esta situación, y así buscar una manera para corregirla desde la raíz.
Todo se dio muy rápido -me dijo-, nos conocimos y en menos de 3 días ya estábamos saliendo, de pronto, al primer «que guapa estás» me emocioné, pues pensé si él puede decirme eso es porque sabe lo que valgo, y ahora me doy cuenta que eso fue erróneo, ya que nunca puse en duda que solo me estaba diciendo lo que yo quería escuchar para conseguir lo que él deseaba, así que sin freno y como hilo de media me dejé ir; a pesar de que en mi interior sabía que él solo quería pasarla bien, sin querer comprometerse más; ya cuando le mencioné que tenía 3 hijos me dijo que no quería conocerlos por respeto a mi marido y a la familia que tengo. Después le pedí un día que me dejara cerca de casa y me dijo que no, que mejor me pedía un taxi, ya que era peligroso que nos vieran juntos y que eso empeoraría las cosas. Un fin de semana en el que me encontraba sola, le pedí que nos viéramos y tajántemente me dijo que no, que tenía muchos pendientes en el trabajo y no podía desatender sus actividades, que ya bastante tiempo me dedicaba como para faltar a sus obligaciones laborales, y yo le creí hasta que después de varias ocasiones en las que me ponía siempre el mismo pretexto, empecé a sospechar que algo no andaba bien y fue así hasta que un buen día me lo encontré en un centro comercial con familia y todo, posteriornmente él me juró que no deseaba estar en esa relación pero que se veía forzado y amenazado por su mujer a vivir de esa manera, así que lo justifiqué y seguí. Más adelante me dijo que ya había hecho el trámite del divorcio express y que ya era libre y le volví a creer y en mi necesidad de no dejarlo, cada día me fui poniendo más intensa hasta que él terminó alucinándome y rompiendo toda nexo conmigo, ya que no quería volver a verme y menos a tener un compromiso conmigo, y es por eso que recurrí a esta terapia, para saber si podré recuperarlo.
Ante tal insistencia le hice ver que no era ni siquiera oportuno tenerlo en redes sociales, que por ningún motivo le contestara una llamada si volvía a buscarla, y que tampoco era conveniente rogarle o seguir intentando tener contacto con él, ya que estaba muy claro que esa aventura además de nociva era peligrosa, pues él estaba acostumbrado a mentir y ella a creer las mentiras, por lo que esta clienta se generó un vínculo dañino con la otra persona a partir de su necesidad de no estar sola, lo que este señor había aprovechado para sentirse muy maduro y macho, ya a ella le había dado como resultado una codependencia que lejos de proporcionarle tranquilidad solo le había traído dolores de cabeza, además de una gran conflicto por el riesgo de convertirse en una obsesión muy dañina para si misma.
Lo importante cuando algo así sucede es poner los pies en la tierra, arreglar primero el problema que tengas en casa y, una vez que lo hayas hecho, entonces sí puedes darte si es tu deseo, una nueva oportunidad con alguien, pues tendrás la suficiente claridad para poder elegir y tomar decisiones desde la librertad y no desde la inseguridad y el sentimiento de soledad. Si como sucedió en este caso vives en pareja, es necesario hablar con la otra persona y si ya no tiene remedio, poner fin antes de buscar un nuevo romance. Recuerda que ninguna relación que sea buena podrá hacerte sentir mal ni denigrarte.
Que tengas una bendecida semana.
Georgette Rivera
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