¿Cuál es la delgada línea entre querer ayudar a los demás a estar mejor y faltarles al respeto imponiendo nuestras ideas? Últimamente este es un tema que ha dado muchas vueltas alrededor de mi vida y decidí que era un buen momento para hablar sobre él con ustedes.
Entiendo que todos queremos lo mejor para los nuestros, a mi me encantaría que todos mis seres queridos tuvieran el camino emocional que yo tengo, me ha llenado de bendiciones y de plenitud pero también veo que mi plenitud como todo en la vida tiene un precio y no todos tienen por que querer pagar ese precio.
Yo solía juzgar a las personas que se pierden buscando la felicidad en el estatus social, o en las conquistas amorosas, pensaba que como a mí ese camino en su momento no me hizo feliz, nadie podría serlo recorriéndole. Algo que me han enseñado mis años en Evolución Terapéutica es respetar el camino de cada persona y reconocer la felicidad en ello.
No digo que todo el mundo sea feliz (por más que me gustaría pensarlo), creo que existen más personas infelices en este mundo de las que debería, pero también puedo reconocer que existen muchas personas felices o que están en búsqueda de esa plenitud.
Puedo ver que muchas personas otras ni siquiera saben que se puede vivir de manera más plena; yo mismo hace unos años no sabia que podía vivir de mejor manera.
La mejor manera que he encontrado de poder compartir lo que he aprendido y respetar el camino de los demás, es hablando. Me puedo acercar a mis amigos de confianza y compartirles que en mi experiencia, no los siento plenos, que veo este camino y que creo que podría darles estos beneficios. Muchos me escuchan y deciden seguir mis consejos, otros deciden hacer un híbrido entre lo que les recomendé y también están los que deciden seguir su propio camino y para mí está bien.
Aprender a tener esta forma me tomó algunos años y mucho dolor en amigos perdidos, incluso ahora muchas de las personas que tiene un lugar en mi corazón no los tengo tan cerca como me gustaría, pero cuando los veo los disfruto y trato de no darles consejos que no me piden y simplemente pasarla bien.
En esta ocasión me gustaría dejarte una tarea sencilla ¿De cuantas personas te has alejado por que no te gusta cómo viven su vida? ¿En realidad deberías de estar alejado de estas personas o es simple berrinche que no hacen lo que tú quieres? ¿Cuánto tiempo gastas en juzgar a las personas que tienes cerca? Quiero invitarte a salirte del juicio y simplemente disfrutarlos como son.