Me tiré al piso y miré a través de la cámara. Sentí el áspero concreto debajo de mí. El olor a polvo muy cerca de mi rostro. Esperé el momento justo en el que giraría mi muñeca para hacer un zoom perfectamente sincronizado con el sonido del metal chocando entre sí, para dar paso al metal deslizando sobre el metal, y regresaría el lente a su posición original, sin perder el foco, cuando el sonido se viera interrumpido abruptamente por un golpe sonoro entre el plástico y el concreto. Tenía que ser paciente, porque el truco que el skater intentaba no siempre salía, pero realmente lo disfrutaba. Me sentía como de cinco años una vez más, sólo que ahora con más responsabilidad, pero lo que me había llevado a estar ahí, en ese momento, disfrutando tanto de ese trabajo, sin duda era el estar preparado en el momento en que se presentara la oportunidad.
Mucho tiempo atrás, cuando entrenaba artes marciales, nos habían enseñado a darlo todo en cada entrenamiento. La lección que me lo tatuó en la memoria fue correr en un grupo donde participábamos chicos de todas las edades. Sentía los muslos arder cada que recorríamos una distancia de 300 metros a toda la velocidad. Con los pulmones casi a reventar y el corazón palpitando despotricado al grado de sentirlo latir con fuerza en mi garganta. Metros antes de cruzar la meta nuestro Shifu me miraba a los ojos y me gritaba que aun no había terminado hasta que cruzara la meta. Seguro lo hizo un par de veces, pero eso bastó para que me diera cuenta de que cada que veía la meta cerca, disminuía la velocidad, como si hubiera dado por terminada la carrera. Reflexioné en ello bastante y pensé que si pasaba cuando corría, seguro también lo hacía mientras intentaba otras actividades, y en efecto. Al poco tiempo que entendí eso, me di cuenta de que muchas de las cosas que no había logrado eran a causa de que cuando más cerca estaba de terminarlas, más flojeaba y muchas de ellas terminaban por no concretarse. Era un problema de postergar.
Desde aquellos lejanos días he tratado de no aflojar por muy cerca que esté de la meta y créanme cuando les digo que me ha llevado muy lejos.
Hace unos días estaba ahí tirado, grabando un videoclip musical, pensando que ese momento tan reconfortante no hubiera estado pasando si hubiera aflojado un poco más y le hubiera dejado a otra persona la tarea de grabar o editar en mi lugar.
Cada peso que gané y decidí invertir en mi equipo de video me llevó a ese punto y ese momento tan agradable, estoy seguro de que sólo es un escalón de una serie constante de logros que están por venir, pero sé que si no estoy preparado para cuando aparezca la oportunidad, pasará frente a mis ojos y me quedaré con la impotencia de estar mirando como alguien más lo está logrando.