Hace algún tiempo ya que no escribo y una gran parte se debe a que empecé a alimentar nuevamente mi sensación de que no tiene sentido hacerlo. Todos los días me levanto y me enfrento a un mundo que no tiene esperanza, entre el calentamiento global, las noticias de violencia y los actos de corrupción a nivel mundial. Poco a poco esa voz interna se volvió más fuerte y se apoderó de mí, cuando llega con esa fuerza suelo llamarle “realismo”. Hace poco tuve una paciente que tiene la misma sensación que yo, fue interesante darle consulta porque en gran parte todo lo que le estaba diciendo me lo decía a mí también, y curiosamente ella me respondía como yo suelo responderme cuando entro en este estado, ante cada posibilidad aparecía un contra-argumento que tenía lógica. Lo interesante es que esa paciente me enseño algo que no me había dado cuenta, para ella todo esto era parte de una crisis más profunda. Así que me pregunte. ¿Cuál será la crisis que estoy sintiendo yo? Y poco a poco note que lo que sentía era una profunda desesperanza.
Es fácil tener esperanza cuando vez que las cosas van bien, es fácil reconocer que tienes algo que aportar cuando el mundo te retroalimenta con lo estás haciendo, pero cuando no, la realidad es muy diferente. Ahí radica la importancia de tener esperanza, y aprender a usarla a tu favor, la esperanza es ese pequeño atisbo de luz al final del túnel, hoy puede ser muy pequeñito, pero existe, así que es importante aferrarte a él para poder continuar.
Yo como muchos otros caí en cuenta que la esperanza no es tener certeza de que las cosas van a salir como esperas que salgan, sino hacer algo diferente aunque toda la lógica te diga que no tiene sentido y de nada valdrá.
Para mi escribir es un acto de esperanza, realmente no sé si cambio la vida de las personas al hacerlo, si aplican lo que leen o si lo meten al cajón de “cosas importantes para hacer después” o que si se es que al yo dejar de hacerlo le quito a los demás la posibilidad de ver algo que quizás pueda aportarles.
Aprender a tener esperanza puede ser algo complicado, te daré algunos tips de que solemos hacer para quitárnosla:
- Ser extremadamente lógicos y llamarle a eso “realismo”, a veces es más seguro pensar que no hay solución a hacer algo a pesar de que no sabemos qué resultados tendrá.
- Constantemente ver lo que no hacemos bien. (¿Realmente eres tan malo como piensas?, ¿ya lo comprobaste con las personas que te rodean?, ¿qué cosas si aportas?)
- Recordar que es fácil perder la esperanza cuando las cosas no van bien. Y tomar en cuenta que muchas veces lo único que podemos hacer es nuestra parte.
- Recordar que los seres humanos solemos pensar que nuestra opinión y nuestra retroalimentación no cuenta, por lo que es importante, retroalimentarle a la gente que quieres cuando lo que hace por ti es de beneficio.
También, como todo, hay veces que usamos la esperanza como un elemento que nos puede hacer daño, pero de eso les platicaré la siguiente ocasión.
Un abrazo a todos.
Fabio Valdés Farrugia