A veces la tristeza es apropiada a las circunstancias, otras veces se alimenta de pensamientos negativos, que nos llevan a “aumentar” innecesariamente nuestro malestar; afectando paralelamente nuestra delicada autoestima.La vida del ser humano está matizada por blancos, grises y negros. Es aquí donde entran las emociones la felicidad, tristeza, angustia, depresión, euforia, etc.
Existe un número interminables de combinaciones emocionales que se presentan a lo largo de un día normal. Sin lugar a duda la tristeza es la emoción más constante entre los mortales. Es esa sensación que nos embarga por infinitos motivos, que nos apaga y nos obliga a mirar hacia nuestra propia introspección en busca de razones y explicaciones.
Es el momento en que te das el tiempo para estar contigo mismo y no pensar en nada, ni en nadie más. La tristeza te lleva a resguardarte en tus emociones, conocerte y explorarte al cien por ciento. Nos lleva a «actualizar el archivo», y darte cuenta que lo que antes era importante para ti, ahora ya no lo es.
Las prioridades, visión, cambios de vida cambian constantemente. La tristeza tiene un papel muy importante en nuestra vida, porque sin ella no podríamos funcionar correctamente. Al igual que la sed, el dolor y el hambre la tristeza es un indicador de que algo nos falta. Puede ser amor, un familiar que falleció, o el término de una relación.
Amillcar Valdés Terapista y columnista de Ideas que Ayudan te explica más al respecto en el siguiente vídeo.