Has escuchado que en la vida no existen dolores más fuertes que el que se experimenta al perder a tus padres o perder a un hijo. La vida no la tenemos comprada. Es un hecho que tarde que temprano todos subiremos al cielo o al infierno (si es que no te portaste tan bien) pero todos tenemos el ticket de partida asegurada. La pérdida de un ser querido siempre es complicada, pero perder a un hijo es un duelo muy fuerte. Como afrontar la pérdida de un hijo, te compartimos algunas ideas.
Entrar en una etapa de duelo trae consigo reponerse a muchas emociones mezcladas. Evidentemente la que protagoniza y resalta es la tristeza. Imagínate si perder a un ser querido es complicado ahora imaginemos el escenario de perder a un hijo?
No sólo es lidiar con el dolor de su partida, si no con la cruda realidad que les tocará vivir a sus seres queridos, la ausencia, y tratar de seguir con su vida, a pesar de no tener las fuerzas suficientes.
Como afrontar la pérdida de un hijo
Habla de ello
La mayoría de las ocasiones te encierras en tu dolor, y no permites que nadie te escuche o no te permites externar tu sentir. Ya no quieres contactar más con ese dolor tan insoportable.
Hablar sobre tu perdida, puede ayudar a que poco a poco vayas sanando. Es un hecho que no sucederá de manera mágica, pero por algo se comienza ¿no crees? acepta tus emociones, contáctalas aunque duelan.
No te sientas culpable
La vida sigue ¿has escuchado que los tiempos de dios son perfectos? Pues, quizá esta premisa tenga algo de verdad. Lo cierto es que debes de seguir con tu vida, no te sientas culpable por vivir o por tener otros hijos. El amor que sientes hacia tu hijo fallecido no sustituye al que tus hijos en vida necesitan.
Empieza por ti
No podrás darle continuidad a tu vida, si no te volteas a ver y detectas cómo te sientes o que necesitas. Evade pensamientos negativos como “No valgo para nada” o “No lograré recuperarme nunca”. Es normal que tu estabilidad emocional, este como una montaña ¡dale tiempo al tiempo!
Poco a poco
Es un proceso. Cada persona lo experimenta de manera diferente ¡ten paciencia!
Tanto tu cuerpo como tu mente experimentaran síntomas como agotamiento, apatía, desconcentración, falta de apetito, dolor de cabeza. El avance y la resignación serán paulatinos.
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