En otras participaciones hemos hablado de los que son en sí las ideas obsesivas, pero para motivos de recordatorio vamos a definirlas.
Son aquellas que se caracterizan por ser repetitivas, que se entrometen en la cabeza, aunque uno trate de evitarlas y que siguen creciendo hasta que ocupan la mayoría de los aspectos de la vida de un individuo. Un componente básico es que resultan irreductibles a la argumentación lógica, esto es, no hay razones que me convenzan de lo contrario. Es muy conveniente decir que no importan si están basadas en hechos verdaderos o no, lo que las define cómo patológicas es su capacidad para corromper la posibilidad de usar nuestra mente para cualquier otro proceso de pensamiento. Sus tipos principales dependen del tema del que se ocupan:
Contaminación
Tratan de la posibilidad de que los toques de cosas y de personas de nuestra vida cotidiana se conviertan en portadores de bacterias terribles que nos pueden infectar.
Simetría
El paciente siente la necesidad imperiosa de estar contando objetos, placas de autos, pasos, etc., además de buscar que se encuentren en un orden específico que representa tranquilidad ante una tragedia fantasiosa por ocurrir. Es común que gusten de tener todo en números pares o impares y que acomoden en formas fijas, sin posibilidad de ser flexibles.
Religiosidad
Estas son probablemente el grupo de ideas que tienen un mayor contenido místico y mágico. Se centran en la posibilidad de que una figura divina esté todo el tiempo pendiente de que cumplan con ciertas acciones para evitar que sus familiares o seres queridos se enfrenten a dificultades catastróficas.
Existen otros tipos de ideas obsesivas, pero son mucho menos frecuentes que las que ya mencionamos. En cuanto al tratamiento hay que decir casi siempre se requiere del uso de mecanismos farmacológicos, ya que ser portador de un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), es un padecimiento crónico que acompañará al individuo por el resto de su vida. En cuanto al manejo de psicoterapia de estas ideas obsesivas, el único recomendable es el enfoque cognitivo conductual, que se basa en los siguientes puntos principales:
- Identificar estas ideas, objetivarlas, cuantificar su intensidad y los mecanismos que las acompañan en su presentación.
- Cambiar el foco de atención hacia otra fuente de pensamiento que sea completamente diferente del tema de las ideas obsesivas y que permita estar en otra sintonía cognitiva.
- Darse reconocimiento de las reducciones y logros en evitar las ideas obsesivas, como una fuente de retroalimentación positiva de que lo estamos haciendo bien, y así seguirlo haciendo mejor.
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