«Retirarse del ruido para estar más en conciencia de uno mismo es necesario para tener salud»
Dice Caroline Myss en su libro Anatomía del espíritu.
Para logarlo muchos de nosotros nos tomamos vacaciones y la forma en que se hayan vivido es importante para retomar la rutina amablemente.
Muchas veces las vacaciones son el pretexto ideal para estar aletargados y no para estar en contacto con nosotros desde la verdadera conciencia; la disciplina en el ejercicio y el autocuidado se hacen a un lado para estar en un aparente descanso; pero el cuerpo, en realidad, pierde energía y vigor.
Comer es una forma de cuidarnos y en vacaciones dedicamos tiempo a disfrutar de platillos y momentos que generalmente no tenemos, sin embargo, decidimos que el régimen que llevamos en casa ¡se quede en casa! y comemos sin control, imaginamos que al regresar volveremos a la dieta.
Quizá nos llevamos pendientes de trabajo, suponiendo que nos daremos el tiempo para terminarlos… pero, encontramos mil excusas para no atenderlos, lo cual impide que descansemos la mente.
Las vacaciones pueden llegar a ser una travesía con excesivas actividades y con horarios apretados, tanto que no nos permiten disfrutar de un buen descanso, en ese caso regresamos cansados y repitiendo la trillada frase “necesito vacaciones de las vacaciones”.
Las vacaciones deben incluir momentos para mover el cuerpo, para comer rico y saludable, para descansar la mente, para reflexionar sobre nuestros logros laborales y de la vida emocional. Salir de la cotidianidad no implica descuidarnos.
Programar la vuelta a casa y al trabajo de un modo realista y llevarla a cabo relajadamente, sin improvisaciones de último momento es lo más recomendable para no generarnos más estrés. Es decir, no es recomendable volver de vacaciones un día antes de reincorporarnos al trabajo, la escuela o las actividades de quienes dependen de nosotros; sino darnos al menos un par de días para prepararnos mental y físicamente para lo cotidiano.
Pasos para volver a la rutina:
- Regresa a tú régimen alimenticio y horarios de comida lo antes posible, eso ayudará a recuperar la energía vital.
- Recordar tus metas es importante, tener claro el “para qué” haces lo que haces, y los beneficios que resultan de tu esfuerzo. Ahí está el motor que te impulsa a moverte.
- Ir poco a poco, restablece la rutina de forma progresiva, no quieras hacerlo “todo” en automático y recupera el impulso de forma natural: retoma las horas de sueño, vuelve poco a poco el ejercicio, es decir, regresa a las actividades de una en una; con paciencia y varios días.
- Si tienes personas que dependen de tu cuidado, dales las responsabilidades que les corresponden de acuerdo con su edad y posibilidad, no quieras hacerlo todo tú mismo.
- Si a pesar de estos puntos, después de dos o tres semanas, sigues con malestar o incomodidad, acudir a un especialista será lo indicado.
No esperes a tener vacaciones, busca tiempo para descansar con regularidad y estar en contacto contigo.
Marisol Santillán, psicoterapeuta Gestalt.
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