¿Cuántas veces no nos ha pasado que no sabemos si comemos por hambre o por ansiedad?, seguramente todos hemos experimentado esta sensación, el problema reside cuando comemos porque estamos angustiad@s, deprimid@s, aburrid@s, etc. buscando en la comida una satisfacción o un alivio momentáneo a las emociones negativas o preocupaciones, resultando una estrategia poco exitosa, ya que sólo nos dará un alivio en el momento pero no nos solucionará el problema de raíz y sólo nos traerá sentimientos negativos más tarde.
Es importante encontrar el origen de nuestra ansiedad, es importante buscar la causa del por qué estamos estresados, cual es nuestro malestar o preocupación. No se trata de encontrar algo que nos quite el hambre sino averiguar por qué comemos cuando sólo hace un par de horas comimos bien. Escuchar a nuestro cuerpo es esencial. La comida no tiene la función de calmar la ansiedad; sino de nutrirnos. Yo me acuerdo que cuando era niña y me llevaban a vacunar siempre salía con una paleta en la boca para dejar; esta costumbre en lugar de enseñarnos que sentir dolor, miedo y frustración es normal en lugar de querer taparla consumiendo algo dulce. Como mencione, lo fundamental es conocer el origen de la ansiedad. En toda persona que come por ansiedad, sea consciente o no, existe algo en su vida interior, personal, laboral o emocional que le provoca malestar e intenta aliviarlo con la comida. Siempre existe un origen de la sintomatología ansiosa. He tenido muchas situaciones con los pacientes que me comentan que están ansiosos pero que no tienen motivo para ello, siempre les digo que algo debe de haber que les cree ese malestar interior, sino el cuerpo no tendría por qué reaccionar de esa manera. A veces, sí sabemos qué ocurre pero no queremos reconocerlo, así que buscar el origen y emprender un camino más saludable es el primer paso.
Leyendo un poco más sobre las causas de la ansiedad me encontré información muy valiosa que en otras épocas de mi vida no me imaginaba, por ejemplo, solemos pensar que la ansiedad es una respuesta genética, pero en estudios neurológicos concluyentes se descubrió que sólo el 20% de las personas tiene ansiedad por esta causa, siendo los eventos traumáticos de la vida la raíz de muchos casos de ansiedad e inclusive de depresión, lo importante aquí es que al no poder cambiar los antecedentes familiares o las experiencias en la vida, es posible cambiar la manera en la que pensamos y crear estrategias positivas para salir adelante, la actitud con que tomemos la situación es los importante para poder disminuir la ansiedad y los niveles de estrés.
Me gustaría compartirles algunas recomendaciones para poder controlar esos episodios de ansiedad:
- Respira lenta y profundamente. Hay que tener en cuenta que cuando estamos más nerviosos o angustiados siempre cambia nuestra respiración convirtiéndose en una respiración más rápida e inadecuada. Una de las pautas básicas para tratar la ansiedad por la comida es tomar consciencia de la respiración y aprender a controlarla.
- Haz ejercicio, es una gran herramienta para nuestro cuerpo, el ejercicio es absolutamente “NECESARIO”. Hacer ejercicio aumenta los niveles de endorfinas; estas hormonas nos “ hacen sentir bien». También ayuda a normalizar los niveles de insulina y leptina.
- Come sanamente, un factor que no puedes ignorar es tu alimentación. Los alimentos tienen un enorme impacto en tu estado de ánimo y tu capacidad de salir adelante y ser feliz. Evitar el azúcar y cereales refinados como pan dulce, galletas, panqués, granolas, pastel, barritas; esto nos va a ayudar a normalizar los niveles de insulina y leptina, lo cual nos trae beneficios en el metabolismo. Prefiere alimentos sanos y naturales; además de saber si algún alimento te genera sensibilidad y esto puede afectar tu estado de ánimo y tu comportamiento. Puedes realizarte una prueba de sensibilidad a los alimentos y así consumir una alimentación más personalizada y adecuada para ti.
- Consume probióticos o alimentos fermentados para tener un tracto intestinal saludable, ya que el 90% de la serotonina se produce en el intestino y esta nos permite estar más relajados y contentos.
- Agrega ácidos grasos esenciales en tu alimentación diaria; ya sea comiendo salmón, semillas de cáñamo, linaza, chía, almendras, nueces, pistaches, aceitunas o aceite de oliva. Si no te es posible comerlos agrega un suplemento de Omega 3 diariamente.
- Puedes aprovechar los aceites esenciales como la lavanda que ayuda a generar un espacio de tranquilidad.
- Organízate y planifica estratégicamente tú día a día. Dedica tiempo a saber cuándo y cómo vas a cumplir con tus obligaciones y realizar las tareas cotidianas te va a ayudar a controlar el estrés y la ansiedad.