Una vez tuve una idea, tan clara como el agua. Uno de esos momentos transformadores que te cambian para siempre y que sin embargo es tan tuyo que compartirlo parece insignificante porque los demás no podrían tocar con lo que estás viviendo: ocurrió cuando estaba viendo una película; en ella la protagonista decidió seguir a su “amor” a estudiar leyes en Harvard sólo para poder recuperarlo y poder casarse, fue un momento poderoso y emblemático en mi vida porque me ayudo a notar tres cosas, la primera es que los seres humanos hacemos todo por emociones y la segunda que al final, si no nos ponemos en paz con eso, la emoción nos seguirá controlando y no podremos hacer nada al respecto. La película al final le da vuelta al argumento del amor y se centra en que ella sin quererlo descubre una pasión en las leyes que no había encontrado en nada y que a veces pretendía encontrar con una pareja, no era real. Todo esto con un sentido del humor bastante leve y algunas veces un poco critico de las apariencias. Quizás alguno de ustedes ubica la película, si es así se sorprenderán menos de lo que continua pero ahí va, la película en cuestión es “Legalmente rubia” y esa fue la tercera cosa que aprendí: cómo solemos descalificar cosas por considerarlas no dignas o no serias.
Desde entonces la idea se resumió en una frase “la vida se mueve a partir de las emociones” y conforme camino y a donde voy noto que así es.
Lo interesante es que yo estudie psicología y algo tan simple como lo que les estoy diciendo podría parecer hasta peligroso, ya que los seres humanos tendríamos que ser maquinas complejas que se mueven por cuestiones mucho más maduras y pensadas y que tenemos tirones internos entre lo que deseamos y lo que deberíamos hacer, por lo que esta idea tan simple puede parecer hasta algo infame.
Y mientras seguía estudiando cosas, para ver si alguna iba hacia lo que yo marcaba y si muchas cosas se acercan pero ninguna lo acierta, ¿Por qué nadie lo ve?, me preguntaba.
Con el tiempo me topé con personas que veían parte de lo que yo veía, y que me empezaron a acompañar, uno de ellos fue un amigo muy querido que con el tiempo cambiamos de rumbo y que me presento a la que hoy es mi socia, Alessia Di Bari, el otro es mi hermano, Amilcar Valdes, que desde siempre se empezó a preguntar que nos movía y que junto conmigo empezó a notar que, en el fondo, son las emociones.
Juntos creamos Evolución Terapéutica, y una vez más comprobé lo que lo sistémicos decían desde hace tiempo, el todo es más que la suma de las partes, nuestro trabajo era extraordinario y con ellos lograba cosas que sin ellos no habría logrado y lo más importante era que ¡Ellos veían lo mismo que yo!
Este proyecto es un sueño hecho realidad en el que nos hemos juntado con las personas correctas, poco a poco se ha ido gente sumando al sueño y me han demostrado que cuando tienes una cosa que aportar el mundo te puede poner con las personas correctas para lograrlo, siempre y cuando tengas la paciencia de hacerlo.
¿A ti que tal se te da seguir tus sueños?
¿Te das cuenta de cosas que nadie ve pero por no sentirte un loco te rindes?
¿Sigues buscando a la gente con la que construir tus sueños?