El enamoramiento es una de las mejores experiencias que puede tener un ser humano, pero pocos logran mantenerse enamorados por el resto de sus vidas. El número de divorcios aumenta cada día, y pareciera que la cifra seguirá creciendo. Esto se debe al nulo entendimiento en la pareja y a que uno de los dos no aporta. En esta nota te hablaremos de cuanto tu cónyuge es una persona orgullosa.
El matrimonio es una institución social, reconocida como legítima por la sociedad, que consiste en la unión de dos personas para establecer una comunidad de vida. Su contraparte, el divorcio, significa disolver, separar, apartar a las personas que vivían en una estrecha relación.
Sabiduría que ayuda: De acuerdo con datos del INEGI, en México, durante el 2010 se registraron 86 mil 042 divorcios, en 2011 fueron 91 mil 285 y en 2012 99 mil 509 divorcios. Continuando con las estadísticas, en 1980 por cada 100 matrimonios había 4 divorcios; en 1990 y 2000 esta cifra se elevó a poco más de 7 divorcios, para 2005 el número de divorcios por cada 100 matrimonios fue de casi 12 y al 2012 fue de 17 divorcios por cada 100 matrimonios.
Las causas son muy distintas, las personas se separan por violencia en el hogar, infidelidad, falta de amor y hasta por orgullo, hoy nos centraremos en el orgullo. Muchos podrían pensar: “mi cónyuge es una persona orgullosa”, pero pocas veces reflexionamos: “He sido orgulloso con mi pareja”.
Es natural que las personas se casen por amor, se dicen los votos matrimoniales y se juran amor eterno, apoyo mutuo en las buenas y en las malas. Pero sucede que ese amor no es suficiente en los momentos de crisis y termina en odio.
El problema no es la falta de amor, el problema es la falta de herramientas para resolver las dificultades comunes en la vida conyugal. Los recién casados abordan un tren e inician un viaje sin tener las habilidades que les ayuden a resolver los problemas cotidianos del matrimonio. Muchos ignoran lo que es un amor genuino y auténtico. ¿Qué hacer cunado mi cónyuge es orgulloso?
¿QUÉ DEBO HACER?
La excusa común de muchas personas es: “el amor se acabó”. Otro pensamiento que está adquiriendo popularidad es: “te casaste con la persona equivocada”. Lo cierto es que el matrimonio no se creó para que uno se la pase torturando al otro. Los problemas son parte de la vida, pero hoy en día es más fácil renunciar y optar por la ruptura. Lo ideal es trabajar juntos para resolver las diferencias y evitar la separación. Los consejeros matrimoniales dicen que la decisión del divorcio es indiscutible cuando la vida de una de las partes corre peligro (cuando hay violencia intrafamiliar), los demás problemas tienen solución.
- Los problemas en pareja son parte de la vida, la diferencia está en cómo se resuelven, todo esposo y esposa deben aprender a mantenerse enamorados, resolver las cosas y tomar decisiones primeramente a favor del otro, y después a favor de uno.
- Una forma de evitar el orgullo es saber más de esa persona, trabajar en conocerla cada día más. No vivir sólo por costumbre, sino explorar a esa persona como en una expedición.
- Aprende a tolerar los defectos. Amar no significa sólo sentir (pues los sentimientos son pasajeros y el amor es un principio de vida), amar es conocer a la pareja, admirar todo de ella y tolerar sus defectos, observar esos errores desde una perspectiva positiva.
- Trabaja en los pequeños detalles. Necesitas trabajo, empeño y comprometerte por mantener vivo el enamoramiento. Trata de evitar conductas de orgullo regalando de vez en cuando pequeños obsequios que demuestren que has estado pensando en esa persona.
- Piensa en su bienestar. Cuando se piensa en el bienestar de la pareja cualquier matrimonio puede salvarse y evitar el divorcio, aún cuando haya existido una infidelidad.
- Apoya sus pasiones. Todos tenemos hobbies, pasatiempos, cosas que nos gustan. ¿Hay un pasatiempo en tu pareja que has estado evitando? Trata de interesarte más en lo que hace, lo vas a sorprender.
- Sorpresas de amor. Un día ve a visitar a tu esposo o esposa a su trabajo y dile “Hoy iremos a dar un paseo junto”, “te llevaré a cenar a un lugar especial”. O bien puedes proponerle cualquier día: “vámonos tú y yo solos, encarguemos a los niños y vámonos juntos, como cuando éramos novios”.
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