«Todo depende del cristal con que se mire”
Ramón Campoamor y Campoosorio… Y también una frase que escuche muchas veces de mi abuela.
Por supuesto que cambiar el pensamiento negativo y pesimista es importante, nos ayuda a ver la vida de manera menos pesada y difícil, por ejemplo, una persona que de todo se queja, siempre va a encontrar argumentos para renegar por lo que le sucede o lo que tiene, es propenso a juzgar las cosas por su aspecto desfavorable y nada le parece suficiente. A diferencia de una persona que tiene un pensamiento optimista y positivo, es decir, que encuentra en los sucesos y en las cosas la parte favorable, lo que le provoca mejor animo para afrontar la vida y muchas veces lo lleva a sentirse más entusiasta.
Sí, el pensamiento negativo puede llevarnos a renunciar ante las dificultades mientras que el pensamiento positivo nos puede ayudar a ser perseverantes.
Aprender a ser más positivos en la vida no lo es todo y tampoco es la clave de la felicidad, la realidad es que hay cosas que no dependen únicamente de nosotros, hay momentos donde las situaciones o las personas no cambian a pesar de que hacemos nuestro mejor esfuerzo. También hay momentos en los que nos sentimos especialmente vulnerables y el pensamiento positivo no apoya, por el contrario, nos resta; déjame darte un ejemplo, una persona que atraviesa una enfermedad como el cáncer y siente que el resultado está totalmente fuera de su control, necesita apoyo y presencia de otros, acompañamiento y confianza en los médicos; lo que menos necesita escuchar es: “todo va estar bien”, “seguro te recuperas pronto”, estas frases pueden llevarlo a que no exprese sus miedos y que no logre desahogar todo lo que está sintiendo, lo que seguramente traerá como consecuencia malestar emocional. Otro ejemplo es cuando alguien pierde el trabajo y está pasando por un mal momento, de nada le sirve escuchar: “deja de quejarte y sonríe, veras que pronto encuentras”, en realidad lo que necesita es comprensión, empatía y quizá apoyo para encontrar un nuevo empleo. En ambos casos las personas se sentirán con más confianza en la medida en que encuentren apoyo en su entorno, a pesar de estar irritables o a ratos pesimistas y desesperados.
Es importante entender que no siempre la sonrisa cura, ni mantenerse feliz es la solución a los problemas reales. Toda situación trae consigo diferentes emociones que son necesarias para vivir plenamente y algunas de ellas implican tocar y reconocer tanto el dolor como la frustración para seguir adelante, para darle paso a la siguiente etapa.
Sí, aprender a tener un pensamiento positivo nos lleva a ser agradecidos, a ver en las cosas simples un motivo para sonreír o incluso como motivación para lograr las metas que elijamos, pero no basta con sólo pensar, debemos responsabilizarnos de actuar en favor de nosotros, de dar pasos firmes, de ir a la acción y algunas veces aceptar que los buenos resultados no depende únicamente de “uno mismo”, sino que a veces es necesario atreverse a pedir ayuda o simplemente aceptar que la vida tiene “sinsabores”.
Recuerda “Pensar positivo no lo es todo, también implica responsabilizarte de ir a la acción”.
Marisol Santillán, psicoterapeuta Gestalt.
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