Una duda constante es como un evento externo que sucede en mi vida, puede desencadenar una enfermedad neurológica con fallas claras en las conexiones bioquímicas sinápticas manifestadas por alteraciones en los niveles de serotonina, noradrenalina, dopamina, acetilcolina, GABA y glutamato. Esto es, en lenguaje más aterrizado, como algo suficientemente triste puede ser la gota que derrama el vaso para comenzar con un episodio depresivo.
Hay que ser claros, la relación de un órgano del cuerpo, como el cerebro, con el medio ambiente y la generación de desórdenes, es la misma que la de cualquier otro órgano de nuestro sistema. ¿Por qué una persona que come un platillo picante desarrolla gastritis y otra que come el mismo manjar no sufre de este problema gastrointestinal? La solución se encuentra en el estado susceptible del individuo para manifestar una patología.
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Aquella persona que llega a ser portadora de una depresión, es la que comienza por tener un riesgo genético incrementado por sus antecedentes familiares, sumado a alteraciones bioquímicas en los neurotransmisores ya citados, y coronados por la presencia de eventos desafortunados y estresantes del sistema que terminan por desencadenar este trastorno del estado del ánimo.
Es también por esta misma dinámica, que al momento en el cual ya se presenta un episodio depresivo, el manejo no puede ser la simple corrección de malos hábitos, se requiere recurrir a tratamientos de comprobada eficacia como las psicoterapias, el uso de medicamentos o la neuromodulación.
Dr. Edilberto Peña de León
Neuropsiquiatría
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