A raíz de los acontecimientos en la escuela primaria Robb de Uvalde, Texas, la semana
pasada; se volvió a desatar la polémica sobre si ¿Las patologías neuropsiquiátricas son tan
terribles que pueden desencadenar actos violentos como los ya vividos?
Sobre esto hay que remarcar dos puntos muy relevantes:
El primero es acerca de la detección temprana y oportuna de las enfermedades que tienen
su origen en el cerebro y que pueden modificar el afecto, el carácter y la conducta. Son
patologías como las del resto de la medicina, deterioran los órganos donde se originan
(ojo dije que se anidan en el cerebro), lo van carcomiendo y hacen que cada vez funcione
peor. Mientras más semanas, meses o años nos tardemos en reconocer que estamos mal,
que requerimos una atención, en ir a una evaluación, que nos estudien y que nos pongan
el tratamiento adecuado, más daño se va generando en nuestro cuerpo y más difíciles son
de recuperar.
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No nos debe de extrañar que alguien llegue a pensar en matar a otras
personas, debemos de poner el foco en como el llegar a este pensamiento nefasto lleva
todo un proceso intermedio de generación donde se producen datos clínicos anormales
que tuvieron que ser detectados. Duro y contundente, tenemos que dejar de lado el
estigma sobre las enfermedades mentales y atenderlas con el mismo valor y prisa con la
que nos cuidamos de una infección o de un infarto.
En segundo elemento y que no puedo dejarlo de señalar, es el acceso simple y a la mano a
mecanismos letales. No sólo con la combinación con enfermedades de la salud mental, el
hecho de poder acceder a armas con tanta facilidad es absolutamente riesgoso y un
eslabón clave en la generación cada vez más frecuente de estas tragedias.
La conclusión es fuerte pero hay que decirla… la enfermedad mental mata y las armas
también.
Dr. Edilberto Peña de León
Neuropsiquiatría
Contacto: [email protected]
Teléfono: (55) 51605596
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