A nadie se nos olvida que este mes y todo el mes se recuerda el tema del cáncer de mama, sobre todo para activar y recordar constantemente los mejores mecanismos para esa lucha, la prevención constante por medio de la autoexploración y la detección temprana de cualquier tipo de lesión que nos pone en ventaja para hacer cualquier tipo de tratamiento y aumentar exponencialmente los índices de sobrevida y calidad de vida.
El cáncer de mama es la patología oncológica más frecuente en el género femenino, por lo que no es nada raro conocer a alguien que lo padezca. Se trata de un padecimiento de manejo por largo tiempo y que presenta varios retos a la salud mental durante su evolución:
- Apoyo psicológico al momento del diagnóstico para comprender los pasos a seguir y evitar la incertidumbre ante problemas potencialmente mortales.
- Sostén sobre la pérdida de un símbolo de la femenino, como lo son las mamas, y que es altamente confrontativo. Se requiere este acompañamiento en alrededor del evento quirúrgico.
- Interconsulta psiquiátrica para revisar la presencia de eventos depresivos o ansiosos durante el manejo de la quimioterapia, tratamiento, que por su naturaleza inflamatoria, puede incrementar la presencia de problemas de salud mental.
- Seguimiento en los momentos de la reconstrucción por parte de cirugía plástica para el correcto entendimiento y adaptación a los cambios físicos que suelen ser drásticos.
- Mantenimiento con especialistas en salud mental en caso de una mala evolución y requerir nuevos tratamientos, o panoramas muy adversos.
- Monitoreo de la remisión (cuando se declara el cáncer en curación), ya que el manejo incluye bloqueo hormonal femenino que produce una menopausia adelantada con los subsecuentes cambios en la salud mental.
Como podemos ver, el cuidado a la salud mental femenina durante la evolución del cáncer de mama, es más que deseable, obligatorio, para tener la mejor calidad de vida.