Te contamos todo sobre Pomuch, el pueblo mexicano donde exhiben los restos de los difuntos para convivir un rato con ellos…
El día de muertos es una tradición muy representativa en la cultura mexicana, México es el único país que en lugar de temer a la muerte, la celebra y no de cualquier manera, sino que se esfuerza por hacerlo a lo grande y así de alguna manera estar más cerca de los seres queridos que ya no están en el plano terrenal.
De acuerdo con la UNESCO, el Día de Muertos forma parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad y representa un símbolo de identidad nacional de los mexicanos.
Algunas familias creyentes llegan a gastar hasta dos meses de sus ingresos en decoraciones, comidas y bandas para celebrar a sus seres queridos que ya se han ido.
Las ofrendas, el papel picado, el camino de flor cempasúchil, las catrinas, el pan de muerto, entre muchas cosas más es pura tradición del día de muertos, costumbre mexicana.
Pomuch, el pueblo mexicano donde exhiben los restos de los difuntos
Pomuch se encuentra en el estado de Campeche, este poblado da mucho de qué hablar ya que aquí se conmemora a la muerte a otro nivel.
Al entrar al cementerio de Pomuch, seguramente te sentirás intimidado al percatarte de los cráneos que se encuentran expuestos por todo el lugar.
Cada año desde el 30 de octubre hasta el 2 de noviembre, la gente local se reúne en dicho cementerio para llevar a cabo una de las costumbres más escalofriantes de Campeche y en general de México.
La tradición del día de muertos en este lugar consiste en un ritual muy significativo en donde al reunirse, se encargan de extraer los restos de los difuntos, con el fin de limpiar un poco sus huesos.
El orden para limpiarlos es como si ellos estuvieran parados (de pie), de abajo para arriba. Por eso a los lados de la caja van las costillas, luego los huesos de pierna y brazos, y lo último es el cráneo que va arriba en el centro.
Esto se permite hacer 3 años después de que la persona falleció, ya que prácticamente el cuerpo ya habrá pasado por su proceso de descomposición y lo único que seguramente se encontrará serán: Huesos, cabello y si acaso un poco de piel y dientes.
Lo principal es limpiar los huesos y posteriormente meterlos en una pequeña caja de madera, eso si, bien acomodaditos, uno a uno.
Normalmente se colocan los huesos sobre una manta blanca bordada que lleva su nombre, el limpiar los huesos es como bañarlos y el ponerlos sobre la manta es como cambiarlos de ropa, ellos lo ven como que se cambiaron de casa y los tienen que visitar, también suelen pintar sus lápidas de colores.
Este ritual, que en maya se conoce como Choo Ba’ak, se celebra en el pueblo desde hace al menos 150 años, según Hernesto Pool, promotor local de esta tradición.
El objetivo principal de esta tradición llamada Cho’obaak, es de alguna manera, convivir con los que ya se fueron, normalmente al extraer y exhibir los restos, las personas platican con ellos, tienen una especie de reunión en donde conviven y principalmente se recuerda el aprecio que se les tenían en vida.
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Hay personas que incluso pueden llegar a vestirlos y ponerles objetos con algún significado.
Su convivencia es como si fuera un domingo cualquiera.
Para algunas personas, esta tradición resulta un tanto desagradable, mientras que para otras es todo lo contrario, es una manera de negociar con la muerte y seguir en cercanía con lo que se convirtió en un recuerdo.
Esta práctica fue nombrada Patrimonio Cultural Intangible del estado de Campeche en 2017.
Esta tradición une a los muertos con lo vivos y es que cada quien busca encontrar ver a la muerte a su manera.
Lo mismo sucede con la ofrenda, es la manera de entender y conectar un poco con la muerte.
Lo cierto es que poner ofrenda resulta ser algo muy terapéutico ya que es la manera de conectarnos con aquellos que extrañamos y ya no tenemos en el plano terrenal, el poner su comida, bebidas y objetos preferidos de alguna manera nos libera y nos hace sentir mejor.
Ofrendar, en el Día de Muertos, es compartir con los difuntos, el pan, la sal, las frutas, los manjares culinarios, el agua y, si son adultos, el vino.