Te decimos cada cuánto debes cambiar tu colchón y señales que indican que ya necesitas otro para descansar.
Nuestro colchón está presente con nosotros la gran parte del tiempo, es un objeto esencial que nos ayuda para descansar diariamente pero ¿te has puesto a pensar, cada cuánto se debe cambiar?
Esto dependerá de muchos factores, uno de ellos es la calidad de este, ya que si es de mala calidad presentará un temprano deterioro que nos puede lastimar debido a su mal estado.
Hay personas que llevan toda su vida con el mismo colchón, sin embargo aunque no se vea, este tiene una fecha de caducidad y debemos cambiarlo cada cierto tiempo.
Duración promedio de vida de un colchón
De acuerdo al portal Dormitorum un colchón tiene un promedio de vida de entre 8 y 10 años.
Estos van sufriendo un desgaste progresivo ya que lo usamos diariamente.
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Puede que el colchón siga estando en condiciones después de ese tiempo pero es recomendable renovarlo después de 10 años para que nuestra columna no se vea afectada.
Higiene
Si queremos que nuestro colchón se mantenga con una buena higiene y calidad debemos lavarlo constantemente, tallándolo con la ayuda de un cepillo, jabón y agua.
Así cómo cambiar regularmente las sábanas, almohadas y ropa para dormir. También dejar respirar al colchón dejándolo vacío y con las ventanas abiertas para que pueda orearse.
Señales de que ya necesitas cambiar tu colchón
Amaneces con torceduras
Si al despertar en lugar de tener un sueño reparador, presentas torceduras en la espalda o cuello, es señal de que ya cumplió su ciclo y necesitas renovarlo.
Se encuentra hundido
Esto es un desgaste muy común que suceda ya que por el peso de nuestro cuerpo se puede originar este hueco y con este presente tendremos incomodidad y causaremos una mala postura que tendrá consecuencias en nuestra salud.
Tiene hoyos
Si esta presenta hoyos por arriba o por debajo de este es una gran señal para cambiarlo ya que en estos se pueden almacenar insectos y plagas cómo: cucarachas, chinches, arañas y en casos extremos hasta ratas, corriendo el riesgo de que se reproduzcan rápidamente en nuestro lugar de descanso y es posible que ni si quiera nos demos cuenta de que están ya que al entrar en los hoyos no podremos percibirlos y combatirlos.