El entendimiento puntual del cerebro ha avanzado a velocidades maravillosas en el último siglo, pero, a cada nuevo descubrimiento nos damos cuenta, que el cerebro es un órgano tan extenso como el universo con una arquitectura y entramado fuera de la visión del programador de computadoras más experto de la historia.
A través de los estudios de resonancia magnética funcional y de tractografía, hemos comenzado a medir y detectar en una forma más visual un concepto básico para entender al sistema nervioso, que son las redes neuronales. Ya sabíamos que en la corteza dorsolateral frontal contenemos nuestras capacidades de atención, concentración, análisis, síntesis, juicio y toma de decisiones, en el frontal derecho se ven afectaciones comunes en los sujetos que padecen de trastornos de ansiedad, la zona de la amígdala está hiperexcitada en los ataques de pánico y que ambos hipocampos en el lóbulo temporal se deterioran y disminuyen de tamaño en las personas que sufren de síndromes demenciales del tipo de la Enfermedad de Alzheimer. Pero, no todo es tan simple.
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Ahora sabemos que, este concepto de redes neuronales, aplica para todas las funciones que residen en el sistema nervioso central. Destacábamos la importancia de la corteza dorsolateral frontal izquierda en los procesos cognitivos, pero son muy importantes los tractos de comunicación que tiene la misma con zonas amplias del cerebelo, estructura que se creía que sólo tenía que ver con el reconocimiento de la posición del organismo y el equilibrio. De la misma forma, mi estado emocional, no sólo reside en el sistema límbico en lo profundo del lóbulo temporal, sino que hay áreas del lóbulo parietal no dominante que son relevantes en el auto reconocimiento de cómo me siento en este momento.
Expandamos y flexibilicemos nuestros paradigmas y conceptualicemos al cerebro como una computadora tan avanzada que todavía no se ha inventado, y dudo que se consiga, en la historia de la humanidad.
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Dr. Edilberto Peña de León, Neuropsiquiatría
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