Es altamente probable que no nos falte información acerca de los principales problemas de la conducta alimentaria, sabemos que la anorexia se asocia a la presencia de una alteración en la imagen corporal que hace que no aprecien la realidad de cómo están físicamente, que la bulimia se trata de un ciclo vicioso donde la ansiedad hace que coman en exceso, de ahí viene una culpa excesiva que los hace tomar medidas compensatorias y esto les aumenta la ansiedad de nuevo; y finalmente, el trastorno por atracones, donde las personas presentan estos episodios sin control y de corta duración donde tienen una ingesta sin freno de alimentos.
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Pero, ¿Qué pasa cuando evidentemente se tiene un problema en la relación personal con la comida pero no se cumplen los criterios específicos de los ya citados problemas de la conducta alimentaria? En las clasificaciones se abre este apartado que se llama: no especificado. Todos esos casos donde observamos conductas compensatorias disfuncionales pero que permiten que el individuo siga adelante con su vida, como probar constantemente todo tipo de dietas, incluidas las que por momentos ponen en riesgo la salud; o someterse a programas de ejercicio tan intensos y desgastantes que alteran su desempeño en las demás funciones del resto del día. Así mismo, la presencia de conductas erráticas y a todas luces poco lógicas, alrededor de su ingesta alimentaria, noches de bajar a asaltar la despensa, comprar los alimentos de la semana con evidentes faltas a una dieta saludable, o los fines de semana sin regulación prudente de las visitas a restaurantes y botanas, y que decir del consumo de alcohol…
Es muy necesario que en todas las evaluaciones de los problemas de salud mental, se hable de los patrones y creencias acerca de la alimentación ya que son un gran reflejo de nuestra estabilidad emocional.
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Dr. Edilberto Peña de León, Neuropsiquiatría
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